jueves, 18 de junio de 2020

LITERATURA TAMBIÉN EN EL CONFINAMIENTO


Ahora que tenemos tiempo de sobra para leer y para escribir…y que afortunadamente  nuestra mente no está recluida, ni encerrada, ni aislada…los miembros de nuestro club comparten sus lecturas, en tiempo de confinamiento con quien se acerque a este blog. Nos servirán, como material básico, para nuestros futuros encuentros físicos en la Biblioteca. ¡Cuánto podremos expresar de lo que estamos viviendo…!Y todo convertido en literatura: poemas, expresión de vivencias personales,  diarios de esta pandemia… y hasta cuentos de alguna abuela a sus nietas para que este hueco sentimental no haga mella en este amor único de nietos y abuelos. Animaos todos. Eso sí , no seáis muy extensos.

domingo, 7 de junio de 2020


EL CONFINAMIENTO  DE  
ANA FRANK
Últimamente se han colado en nuestro vocabulario, con demasiada frecuencia, palabras y frases repetidas hasta la saciedad: Confinamiento, desconfinamiento, escalada, desescalada, volver a la normalidad, la nueva normalidad, ya nada será como antes…

Nos dijeron hace casi tres meses “Quédate en casa” y no nos podíamos hacer a la idea de lo que nos estaba pasando pero  nos fuimos adaptando a esta situación inédita.
Creo que cada uno vive su encierro como puede, según el propio microcosmos que es cada individuo. Todos los estados de ánimo son posibles: desde el hastío y aburrimiento, a la creatividad y solidaridad. Pero en general, hay que reconocer, que  lo vivimos con bastantes comodidades. Podemos salir a la calle aunque sea con limitaciones. Contamos con medios de comunicación generalizados: periódicos, radio, televisión, móviles que nos permiten  contactos mediante  los que buscamos afectos, más que nunca, e incluso  más allá de lo habitual, interesándonos de cómo otros  sobrellevan el momento.
Es cierto que muchos de nosotros hemos estado en un carrusel de emociones: hemos pasado miedo, algunos mucho- porque han sufrido esta terrible enfermedad- hemos llorado por los que se han ido, no hemos podido expresar, como estamos habituados, nuestros afectos más profundos, quizás la depresión haya acompañado a más de uno… y seguimos anhelando lo que hemos perdido en estos meses. Nos lamentamos con expresiones como: “Nos han robado la  primavera, los abrazos, las reuniones familiares…
Aunque ya se ve la luz al final del túnel en el que aún estamos, noto desazón como si se quisiéramos quemar las etapas que quedan.
Y haciéndome estas consideraciones estaba yo, cuando volví los ojos a  un libro que lleva años en mi biblioteca:
EL DIARIO DE ANA FRANK
No pretendo resumir esta obra  porque creo que es sobradamente conocida. Me voy a centrar en hacer una aproximación, necesariamente superficial, de cómo vivió el confinamiento su protagonista.

Ana Tuvo que soportar un encierro de dos años junto a sus padres, su hermana Margot y cuatro personas más de otra familia.
Se trasladaron a su escondite  andando, sin maletas, para no llamar la atención, con todos los vestidos puestos que podían. Algunos amigos les daban lo necesario para subsistir accediendo a su escondite a través de una entrada oculta detrás de una estantería
De familia judía, fueron de Alemania a  Ámsterdam huyendo de la persecución de Hitler. Allí, después de un tiempo, también se pusieron mal las cosas para los judíos. Así que  tuvieron que esconderse prácticamente en un zulo. En él permanecieron desde el 14 de junio de 1942 al 4 de agosto de 1944 en que fueron trasladados al campo de concentración Auschwitz. Ana acabó sus días en Bergen-Belsen Allí moriría de tifus, precisamente una enfermedad infecciosa, tenía 15 años. Le tocó experimentar, tan joven, la barbarie nazi.
El suyo fue un terrible confinamiento. Tuvo que recomponer su vida. Se agarró, como  nos ha ocurrido a muchos en este Covid-19, a los libros. "Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados", escribió en su cuaderno
Su padre le había regalado un diario poco antes de este encierro al que bautiza como "Kitty" y que, según ella misma, a partir de entonces, sería   su mejor amiga.
En él, comienza a escribir todo lo que le ocurre a ella y a su familia así como sus pensamientos. Como siempre había soñado con ser escritora, comienza a redactar cuentos y citas que copia de los libros que lee. De esta forma, la escritura se convierte en la principal aliada de Ana. Pero tiene dudas al respecto:
 
“Más adelante, ni yo ni nadie va a estar interesado en leer las reflexiones de una niña de 13 años. ¡No importa! Quiero escribir”

Ella denominó a su cuaderno: “La casa de atrás” luego ha pasado  a la posterioridad como “El diario de Ana Frank”  dejando, sin saberlo, un inmenso legado a la Humanidad. El libro fue editado en 1947
El Diario es una obra que describe el paso de una joven de la niñez a la adolescencia y de la adolescencia a la madurez en unas circunstancias extremas.
“Anhelo montar en bici, ver gente, sentirme libre”, escribió tras dos años de encierro, tenía 15 años. Obviamente nuestro encierro por el Covid-19 está a mucha distancia de lo que Ana Frank vivió. Cuando ella hablaba de que estaba “rodeada de peligros y oscuridad” se refería a algo mucho más siniestro y atroz que el covid-19. Nuestra desescalada será camino de una libertad aunque con precauciones.  Su desconfinamiento fue por la Gestapo y para terminar como todos sabemos.
Nuestro encierro, también ha dado cabida a la soledad, tan temida, necesaria y querida, incluso, por algunos. Esos momentos en que  eres sólo tú y tu esencia pueden ser una puerta abierta para que dejes de mirar al exterior, lleno de estímulos y navegues por tu interior. Un ejercicio de autoconocimiento imprescindible en el desarrollo personal.
Ana Frank aprovechó el micro entorno que le rodeaba para hacer una revisión de su vida mostrando una gran capacidad  de introspección, impropia de su edad, dando como resultado una mejora personal, dejando atrás un yo adulterado por el siempre condicionante mundo exterior.
Así se expresa en los días finales del Diario: “Cuando me pongo a pensar en la vida que llevaba en 1942, todo me parece tan irreal. Esa vida de gloria la vivía una Ana Frank muy distinta de la Ana que aquí se ha vuelto tan juiciosa. Una vida de gloria, eso es lo que era. Un admirador en cada esquina, una veintena de amigas y conocidas, la favorita de la mayoría de los profesores, consentida por papá y mamá, muchas golosinas, dinero suficiente… Veo a esa Ana Frank como a una niña graciosa, divertida, pero superficial, que no tiene nada que ver conmigo … Ahora examino mi propia vida y me doy cuenta de que al menos una fase ha concluido irreversiblemente: la edad escolar, tan libre de preocupaciones y problemas, que nunca volverá. Ya ni siquiera la echo en falta: la he superado. Ya no puedo hacer solamente tonterías; una pequeña parte en mí siempre conserva su seriedad”
¿Saldremos los del Covi19 fortalecidos en lo mejor de nosotros mismos cuando acabe la desescalada?
No fue su transformación de un día para otro. A lo largo de los dos años de encierro, mantiene una lucha consigo misma para limar las aristas de su carácter que hacen que choque, con frecuencia, con algunos de los  que la rodean
En el caso de nuestra autora, su introspección se intensifica sobre todo en torno al tema de la libertad y de la propia personalidad. Pretende ser ella misma y construir una vida con valores
“Me angustia más de lo que puedo expresar el que nunca podamos salir fuera, y tengo mucho miedo de que nos descubran y nos fusilen”
“Yo sé lo que quiero. Tengo un objetivo, una opinión; tengo una religión y un amor. Quiero ser yo misma. Con esa me basta y me sobra
“No quiero haber vivido en vano, como la mayoría de la gente. Quiero ser útil, llevar alegría a los demás, incluso a los que no conozco. Quiero seguir viviendo, incluso después de la muerte”
Lo que sigue es un grito lleno de desesperación por el mundo que ha perdido con el encierro:
Tengo la sensación de ser un pájaro enjaulado al que le han cortado las alas y que, en la más absoluta negrura, choca contra los barrotes de su estrecha jaula, al querer volar…deambulo por las habitaciones, bajando y subiendo las escaleras... Oigo una voz dentro de mí que me grita: ¡Sal fuera, al aire, a reír! Ya ni le contesto; me tumbo en uno de los divanes y duermo para acortar el tiempo, el silencio, y también el miedo atroz, ya que es imposible matarlos”
Tendemos a sortear los sentimientos negativos, en situaciones difíciles, pero éstas nos dan la oportunidad de aprender  a vivirlos. Nuestra joven autora se reconstruye por dentro potenciando su singularidad y activando sus  capacidades con una  mirada esperanzadora.
 “Esta crueldad también pasará”.
No pienso en toda la miseria sino en toda la belleza que aún permanece.
Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres pura por dentro y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz.
Cuando Ana escucha en la radio que, después de la guerra, recopilarán los diarios decide reescribir el suyo, con miras a una posible publicación. Su gran sueño: convertirse en una famosa escritora o periodista.
 “Anoche, por Radio Orange, el ministro Bolkestein dijo que después de la guerra se hará una recopilación de diarios, cartas relativas a esta guerra. (…) Imagínate lo interesante que sería editar una novela sobre   ”¡la Casa de atrás!” Diario, - 29 marzo 1944-

El 5 de abril de 1944 se expresa así:
“Debo seguir estudiando para no ser ignorante, para progresar, para ser periodista, porque eso es lo que quiero ser. Me consta que sé escribir. Algunos cuentos son buenos; mis descripciones de la Casa de atrás, humorísticas; muchas partes del diario son expresivas, pero... aún está por verse si de verdad tengo talento.”
 Valora la educación que le han dado sus padres y tiene muy clara su vocación de escritora:
No quiero haber vivido para nada, como la mayoría de las personas. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta! Y por eso le agradezco tanto a Dios que me haya dado desde que nací la oportunidad de instruirme y de escribir, o sea, de expresar todo lo que llevo dentro de mí. Cuando escribo se me pasa todo, mis penas desaparecen, mi valentía revive. Pero entonces surge la gran pregunta: ¿podré escribir algo grande algún día? ¿Llegaré algún día a ser periodista o escritora? ¡Espero que sí, ay, pero tanto que sí!”… Porque al escribir puedo plasmarlo todo: mis ideas, mis ideales y mis fantasías”
Es una pena comprobar que el confinamiento de esta joven, que tantas esperanzas tenia puestas en su futuro, terminara en el terrible holocausto que nunca tuvo que haber existido
Pero, como predijo, sí ha conseguido  seguir viviendo aun después de muerta y vivir en la memoria colectiva de la Humanidad.
Además del Diario, Ana Frank es autora también de  una colección de relatos titulada Cuentos del escondite secreto.
Os recomiendo la relectura de su Diario. Hay tragedias que no hay que olvidar para que nunca se repitan.
ISABEL Gª FERNÁN