viernes, 27 de noviembre de 2020

 

EN EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MIGUEL DELIBES Y A UNA DÉCADA DE SU MUERTE


Un soneto me manda hacer Violante,

que en mi vida me he visto en tanto aprieto

 

No; ni esto que voy a escribir va a ser un soneto, ni lo hago por mandato de ninguna Violante, ni muchísimo menos trato de emular al tan genial como prolífico Lope.

Lo que sí me pone en gran aprieto es la petición, que no orden, que me hace Isabel, presidenta en el exilio de nuestro Club de Lectura, para que escriba algo sobre Miguel Delibes en conmemoración y recuerdo de las dos fechas arriba indicadas.

Debo confesar que intenté eludir tan honroso como difícil encargo aduciendo que qué podía aportar yo a estas efemérides cuando tantísimas plumas ilustres han glosado la figura y la obra del genial vallisoletano.

A mis objeciones, Isabel, conocedora de mis preferencias literarias, me propuso que tratara de encontrar algún paralelismo en las obras de mis tres escritores favoritos en nuestra lengua que son, por este orden, Cervantes, Galdós y Delibes.



Puesto a la labor y sin profundizar en el tema que considero superior a mis fuerzas y digno (seguro que ya lo habrá hecho más de uno) de ser tratado por algún experto en la materia, encuentro las siguientes similitudes en sus obras:

 Primera: El estilo, la sencillez y la riqueza de la prosa es en los tres una constante:

En Cervantes que, al escribir la primera novela moderna, enriqueció el castellano como nadie lo ha hecho ni antes ni después que él.

En Galdós, confeso admirador de don Miguel, –sólo en los Episodios Nacionales se encuentran más de doscientas cuarenta alusiones a Cervantes o a personajes de sus obras–  poseedor como pocos de un estilo coloquial a la hora de narrar escenas cotidianas y que le valió el tan poco honroso como injusto apodo de “Garbancero” por parte de otro genial escritor: Valle-Inclán.

En Delibes, ganador del premio Cervantes y conocedor a fondo el lenguaje rural de su Castilla; lenguaje que, ya en 1.975, en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua, publicado bajo el título de “Un mundo que Agoniza”, veía peligrar:

 

“Me temo que muchas de mis propias palabras, de las palabras que utilizo en mis novelas de ambiente rural, como por ejemplo aricar, agostero, escardar, celemín, soldada, helada negra, alcor, por no citar más que unas cuantas, van a necesitar muy pronto notas aclaratorias como si estuviesen escritas en un idioma arcaico o esotérico.”

 

Segunda: Los personajes. Los tres, cada uno a su estilo, han creado unos tipos llenos de humanidad, y de credibilidad:

Cervantes, además de los prototipos universales de don Quijote y Sancho, nos ofrece, en su obra cumbre, una galería de personajes que podíamos llamar secundarios de lujo, como el pícaro Gines de Pasamonte, la moza Maritornes, La bella Marcela, la primera feminista de nuestra literatura, Dorotea, El ventero juan Palomeque y otros muchos.

Pérez Galdós, nos ha dejado personajes inolvidables como Benigna y el ciego Almudena en Misericordia, el conde Albrit de El Abuelo, Fortunata y Jacinta, doña Perfecta, el cesante Villamil de Miau, etc, etc.

Por su parte, Delibes, nos regala unas criaturas tan entrañables como el Nini, el niño sabio de Las Ratas, Daniel “El Mochuelo” protagonista de El Camino, Don Eloy, el jubilado de La Hoja Roja, Azarías y Paco el Bajo de Los Santos Inocentes, o Cipriano Salcedo de El Hereje, por citar sólo unos pocos.

 

Tercera: La recreación de sus respectivas épocas ya que los tres nos ofrecen datos tan fiables como un libro de historia pero de forma mucho más amena.

La lectura de El Quijote es una gran fuente de información sobre la sociedad de finales del siglo XVI y principios del XVII desde la alta nobleza hasta los campesinos, de los palacios ducales a las humildes ventas. Así mismo nos da a conocer la problemática de la  España de su tiempo: la expulsión de los moriscos, el bandolerismo catalán, el problema turco en el Mediterráneo o la situación de los cristianos cautivos en el norte de África.

Nadie mejor que Galdós para conocer como vivía las clase media y popular en el Madrid de su tiempo y nadie mejor que él narra las peripecias de la convulsa política del siglo XIX.

Por su parte, Miguel Delibes nos hace un fidelísimo retrato de la España de la posguerra en Las Ratas o los Santos Inocentes hasta las primeras Elecciones democráticas en El Disputado voto del señor Cayo.

 

Cuarta: Rizando el rizo una injusticia que los une es el no haber recibido ninguno de los tres el Premio Nobel.

Si bien Cervantes no lo pudo obtener por motivos obvios fue, a mi juicio, una flagrante injusticia que no lo recibieran tanto Galdós como Delibes.

El primero por puro cainismo hispano ya que gran parte de la derecha se opuso rotundamente a su candidatura llegando a afirmar, en el diario Época, que había escrito “novelas revolucionarias que habían manchado el suelo de sangre”.

Si lo de Galdós fue una atropello político lo de Delibes, que fue candidato en varias ocasiones, fue una injusticia literaria como la copa de un pino pues basta comparar su obra con la de muchos de los autores que lo consiguieron por entonces para comprender la gran tropelía que se cometió con él.

Y como, parafraseando el dicho que asegura que “lo bueno si bueno si breve dos veces bueno”, opino que “lo malo si breve es menos malo” lo dejo aquí.

 JUAN CUERDA

 P.D. Un montón de abrazos virtuales para todas y todos canjeables por otros tantos reales cuando lo permita este maldito bicho.

 

 

martes, 24 de noviembre de 2020

 

HOMENAJE A MIGUEL DELIBES

 Nuestro Blog también quiere sumarse a cuantos celebran la existencia  de uno de los grandes de nuestra Literatura.

Seguramente no aportaremos nada nuevo, o sí,  porque los ecos de la lectura son muy personales.

No podíamos comenzar con mejor pie que trayendo aquí el poema que escribió Pepa Sirvent en el 2007, cuando supimos  del fallecimiento del escritor

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 Torrentes, cascadas de ideas,

se agolpan abrumadoramente.

 Me adentro en el silencio a rescatarte,

allá por los sesenta,

cuando saliste a mi encuentro.

Y sobrecogida por

“La parábola del náufrago”

te he seguido…

 Hoy,

con humildad y respeto,

rendimos homenaje

al escritor

y al hombre:

 admirable, brillante,

cordial, chispeante,

dadivoso, entrañable,

fabulador, gentil,

honesto, infatigable,

jovial, laureado,

llano, meticuloso,

natural, observador,

preceptor, querido,

reflexivo, sensible,

testimonial, único,

vanguardista y Vallisoletano…

 Con la exclusiva herramienta

de la palabra…

 PEPA SIRVENT (Club de Lectura “Doctor Fleming” )

Albacete 25 de enero de 2007

 

“LAS RATAS”–Miguel Delibes

(Valladolid 17/10/1920 – 12/3/2020)

Oportunamente programado, para este curso, hemos comentado, hace unos días, en  pequeño grupo, dadas las circunstancias, el libro “LAS RATAS”  Así se expresa Pepa  a propósito de este texto:

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Resumir en escasos renglones la vida de Miguel Delibes es una tarea complicada, por tanto, me limitaré a reflejar algunos datos y fechas que tienen importante repercusión en su vida y en la grandeza de la Literatura en particular, y de la Cultura en general, porque la vida y la obra de este singular, querido y respetado autor engrandece ambas.

Nacido en Valladolid, realiza allí sus estudios Primarios y de Bachillerato antes de declararse la Guerra Civil, en la que sirvió voluntario. Acabada la guerra, se licenció en Derecho además de cursas estudios en la Escuela de Comercio y en la de Artes y Oficios que le permitieron posteriormente entrar en la Redacción del “El Norte de Castilla”, en donde llegó a ser Director en 1958 y del que dimitió en 1963 por desacuerdos con la censura de Fraga Iribarne, trabajo que compartía con el de Profesor en la misma Escuela de Comercio y posteriormente en diferentes Universidades europeas y americanas.

Publica en 1947 su primera novela, “La sombra del ciprés es alargada” que obtiene el premio Nadal de ese mismo año.

En 1962 publica “Las Ratas”, con la que pretende denunciar y hacer visible la situación de los pueblos aislados de Castilla, que no se le permitía desde las páginas del periódico.

En 1973 es nombrado miembro de la RAE.

En 1974, fallece su esposa Ángela Castro con la que había tenido seis hijos. También se publica “Cinco horas con Mario”, que en 1978 lleva a escena la actriz vallisoletana Lola Herrera…obra y representación que aún perviven con éxito.

En 1981 publica “Los Santos Inocentes”, que será llevada al cine en 1984. Dos éxitos rigurosos y merecidos del retrato de un pueblo sumiso ante una clase dominante.

Se le concede el Príncipe de Asturias en 1982. En 1985 es nombrado “Caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa”. En 1991 obtiene “El premio Nacional de las Letras Españolas”

También en ese mismo año de 1991, publica “Señora de rojo sobre fondo gris” que dedica a la memoria de su esposa…Y en 1998, su última novela “El hereje” fue un éxito internacional y reclamo turístico en su ciudad natal a modo de homenaje.

Estos concisos y deshilvanados datos solo son una muestra mínima de un vastísimo legado Literario y Cultural que entidades como la Fundación que lleva su nombre, Universidades de varios países y Centros Culturales cuidan, mantienen y divulgan.

 COMENTARIO.-

En la introducción del texto, el autor se sirve de un versículo de S. Marcos:

“Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. Y tomando un niño lo puso en medio de ellos…”  (Marcos 9,35-38)

“las Ratas” es una novela corta que como el propio autor afirma, surgió para eludir la censura - que desde el periódico que dirigía no podía hacer notoria y pública – sobre el estado de pobreza y abandono en qué vivían los pueblos apartados de Castilla y de cualquier otro punto de la “España Rural” en los años que van desde el final de la Guerra y la apertura del país a mediados de los sesenta. Por ello, el lugar y los personajes son imaginados y nacidos en la mente del autor, buen conocedor de aquellas circunstancias, pero que resultan identificables a cualquiera que viviésemos aquellos años en un pueblo perdido de la geografía española.

EL TIEMPO de la novela, sin días ni fechas, está marcado por las fiestas religiosas del apretado, milagrero y abundante santoral católico, acompañado de la riqueza del Refranero español. Imposible sustraerse a la sabiduría popular que se desprende de un vivir cada día pendiente de los designios del cielo observados con paciencia y transmitidos de generación en generación…

EL ESPACIO es un desolado paraje regado por un arroyo minúsculo, en el que viven “las ratas” e infinitas especies animales y vegetales compañeras y “amigas” de los hombres que las conocen y las cuidan, que riega huertas humildes y mantiene en pie la figura de tres chopos “mochos”. Un pueblo a medio hacer en el que resulta difícil caminar por sus calles intransitables por el lodo o por el polvo…Y un entorno reseco y rodeado de montes pelados en los que la lejana y desorientada Administración invierte cada año, sin éxito, para repoblar de árboles apoyándose en una leyenda que pretenden transformar en historia…

LOS PERSONAJES tan ricos y tan variados como “el santoral”, se convierten en arquetipos de la “humanidad rural”, analfabeta sobre todo, repartida en clases sociales intercambiables, reafirmada en sus creencias - provengan de donde provengan – y fiel sin matices a la autoridad de la que emanan, apegada a su pequeño espacio del que se siente dueña, lastrada por una economía de subsistencia de la que les impide salir su propia ignorancia y el aislamiento en el que viven…

“El Nini” rompe todas las reglas. Es un niño “listo”, nacido del fruto de un incesto que sobrevive al amparo de una madre que un día enloquece, y de un padre, “el tío Ratero”, rudo, sin más posesión que su habilidad para cazar ratas de agua – como alimento y supervivencia – y una cueva abierta en la ladera de uno de los baldíos y rocosos cerros que rodean un pueblo sin nombre y de irregular composición de la que ninguna autoridad puede arrancarlo.

“El Nini” escucha a sus abuelos y al “Centenario”, observa el cielo y sus ciclos, la dirección del viento y los cambios de la luz, a los animales y a las plantas, los olores de la vida, las conductas de los humanos, sus miradas, sus gestos, y hasta las palabras que no dicen…y de esa sabiduría que nace de la reflexión se aconsejan los habitantes del pueblo…Éstos, todos apodados, componen un rico y vasto mosaico donde coexisten el dolor y la alegría, la esperanza y el fracaso, el poder y la servidumbre, las creencias religiosas y los falsos bulos, la vida y la muerte…La “muerte” que ciega a “el Ratero” en defensa de lo que “es mío”…

EL LENGUSAJE está condensado en poco más de ciento ochenta páginas y miles de palabras. Ni una de más ni una de menos. Imposible adjetivar la amplitud, la belleza y la concreción del vocabulario, la brevedad de los diálogos o la precisión de las descripciones. Imposible no sentir el horror de la enfermedad del “Centenario”, los retorcidos senderos de salvación del “Undécimo Mandamiento”, la perniciosa intriga de “Malvino”, la servidumbre de “Justito el alcalde”, la inmaculada belleza de un amanecer nevado, el fragor de una cruel tormenta, o el horror de la violencia…

¿ARGUMENTO, TEMA, MENSAJE?…Desde mi punto de vista y sin dudarlo, una lección. Una enorme lección de vida. Una lección porque la cuenta un profesor. Y de vida, porque es la vida que ese hombre-profesor conoce tan bien, ama y cuida tanto, y al contárnosla no sólo pretende mostrarnos una durísima realidad que el poder hace invisible, si no que está demandando que se corrijan errores…Quizás por esa razón, “pone a un niño en medio de ellos…”

“El Nini” es el protagonista, pero es también – con la licencia del autor – el narrador de los hechos, que más que narrar, vive y hace vivir al lector. Y así, vamos conociendo como se desarrolla la vida sencilla de los habitantes de un apartado y  encerrado poblado por la geografía que lo rodea, sus alegrías y sus pesares, sus relaciones sociales, sus tradiciones y su cultura, las influencias religiosas, políticas y de clase social que definen a cada personaje, y sobre todo, su relación con la Naturaleza. Y es en este punto donde el autor, sirviéndose de un niño, despliega su verdadero saber y sentir, su potencia como narrador y su sensibilidad como hombre. Y el lector sufre con el dolor de la enfermedad, y sonríe con las pequeñas venganzas del niño, y escucha el canto de las aves o los silbidos del viento, y goza de la visión helada de un paisaje de invierno pero siente el mismo frío que hiela los pies descalzos del niño o el mismo calor que saca a los vecinos a respirar en las noches agobiantes de la canícula, y se hunde en la negrura y la miseria de una cueva habitada por hombres…y finalmente, siente el horror de una ridícula venganza que acaba en muerte.

A pesar de las limitaciones que nos impone la situación sanitaria generada por el “covid 19”, en la reducida “puesta en común”, todos coincidimos en calificar la novela como un texto SOBRESALIENTE…que yo sugeriría, si tuviese oportunidad para ello, incluir en los cursos de Bachillerato de “obligada lectura y análisis”… En un comentario reducido, un miembro del grupo asegura “que está demasiado bien escrita”…

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(Además recomiendo un artículo publicado por Rafael Narbona em septiembre de 2018 en http/elcultural.com)

lunes, 2 de noviembre de 2020

 ADIOS A JAVIER REVERTE



“Muchos lo recordarán por haber organizado viajes gracias a sus libros. Muchos viajeros y lectores, y lectores viajeros se han quedado hoy huérfanos: el escritor y periodista Javier Reverte ha fallecido en Madrid a los 76 años según ha informado la familia.

Había nacido en un Madrid de post guerra civil en 1944.Javier pudo estudiar Filosofía y Periodismo, una profesión que ejerció durante casi 30 años, trabajando como corresponsal de prensa en Londres, París y Lisboa y como enviado especial en numerosos países. También trabajó como articulista, cronista político, entrevistador, editorialista, redactor-jefe de mesa, reportero del programa 'En Portada' de TVE y llegó a ser subdirector del diario 'Pueblo'.

 A mediados de marzo, cuando se acababa de decretar el confinamiento domiciliario por el covid-19 comentaba a este periódico: "Siempre leo por trabajo o por gusto. Y normalmente, salvo cuando un texto me obsesiona, varios libros a la vez. Ahora mismo tengo sobre la mesa, recién abierto, 'El infinito es un junco', de Irene Vallejo, que me han recomendado algunos amigos inteligentes. Y voy leyendo al tiempo un trabajo de Fraya Stark, 'The valley of the Assassins',.

 Mi vida no ha cambiado mucho con la pandemia, siempre tengo una veintena de libros pendientes. Y contra el aburrimiento, no hay nada mejor que un libro. Deberían probarlo ahora los que no suelen leer, no saben qué estupenda medicina es contra el aislamiento y la soledad".

Pasión viajera

De su pasión por los viajes lo dicen todo sus libros, que alcanzaron un éxito espectacular en la década de los noventa. Sobre todo la 'Trilogía de África', formada por 'El sueño de África', 'Vagabundo en África' y 'Los caminos perdidos de África', y que además de ser una guía de viajes por países como Kenia, Tanzania y Zanzíbar, era un cúmulo de historias. Desde los grandes conquistadores a los colonizadores, a las culturas de los propios pueblos. Mucho más inteligente y mucho más divertido que cualquier Google Maps. 

Lo mismo ocurría con Corazón de Ulises, capaz de guiar a cientos de personas por Grecia, Turquía y Egipto. O con la 'Trilogía de Centroamérica', formado por libros que transcurren en Nicaragua, Guatemala y Honduras.

Mis novelas y libros de viajes los inspira sobre todo la realidad. Soy un escritor hincado en la realidad, no puedo prescindir de ella

Uno de sus últimos libros fue 'Canta Irlanda', un recorrido por la denominada Isla esmeralda, donde paisaje y gentes se funden con una extraordinaria tradición literaria. Según decía el propio Reverte, los irlandeses son un pueblo que comparten con los españoles sobre todo un carácter alegre y su apego a la cultura popular.

Reverte era un hombre amable, muy ameno en sus conferencias. Un hombre dispuesto a escuchar porque de ahí salían sus novelas y libros de viajes, de los que dijo en alguna ocasión: "Los inspira sobre todo la realidad. Soy un escritor hincado en la realidad, no puedo prescindir de ella. Quizás se deba al hecho de haber ejercido el periodismo durante muchos años".

Suena a lugar común y quizá como periodista no le gustaría, pero que el último viaje te sea leve”


Tomado de EL CONFIDENCIAL-30 -10-2020