miércoles, 28 de mayo de 2014

EL HORLA Y OTROS CUENTOS FANTÁSTICOS

El comentario escrito a esta obra la han hecho a dos manos Aurora y Gloria. Les venía como anillo al dedo, ambas tienen una gran experiencia como psicopedagogas. Aquí nos dejan su punto de vista sobre esta lectura que gustó bastante en el club.

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Recoge una selección de cuentos de terror y soledad, sobre todo psicológicos, escritos en la década de 1881 a 1890 por el escritor francés Guy de Maupassant.

Lo que nos cuenta es verosímil, lo fantástico es una prolongación de lo real. Los relatos se desarrollan entre lo posible y lo imposible, lo normal y lo extraordinario. De la normalidad a la locura hay un paso en el hombre que piensa.

La muerte que genera angustia es un elemento básico de lo fantástico y está presente en muchos de sus cuentos. En todos los cuentos hay algo de autobiográfico, sobre todo en el Horla que no puede ser más que una confesión sobre sus fantasmas, su angustia, sobre su débil salud mental.

Es el clima intelectual de la época lo que explica los intereses del autor. Su obra fantástica está llena de conceptos que proceden de las corrientes de moda de la ciencia y el pensamiento filosófico: positivismo, hipnosis, magnetismo. En este momento de hundimiento de las creencias religiosas, como explicación a fenómenos, que él no quería llamar sobrenaturales, sino más bien inexplicables, conducen a una búsqueda de las causas de estos fenómenos en la naturaleza. El sueño es el reino de las obsesiones, “el miedo algunas veces termina cuando la luz del día revela una explicación racional” y por tanto la noche va a ser un escenario principal.

Además de este ambiente intelectual que impregna su obra, está claramente influenciada por el progresivo deterioro mental que le produjo la enfermedad que padecía.

El miedo, el miedo a la locura – ese miedo que procede, casi siempre, de presencias invisibles - “los grandes temores que acosan a los hombres vienen de su misma psiquis, de su interior”. El tema recurrente en todos ellos es la soledad humana de la que el mismo afirma que “es peligrosa para una mente que trabaja”.

Con todos estos ingredientes y un gran sentido literario, con un lenguaje ágil, lleno de exclamaciones e interrogaciones, que nos hablan de su actitud ante el mundo, de asombro y  de cuestionamiento de la realidad, construye piezas bellísimas, en las que la naturaleza se presenta con mucho detalle y que crean historias evocadoras, sugerentes y sobrecogedoras. Es imposible crear y él lo consigue, atmósferas tan opresivas, tan obsesivas, en menos páginas y con menos palabras.

Fue muy amigo de Flaubert y de Zola y con ellos comparte el naturalismo de su obra. Hay siempre detrás, encuadrando, un paisaje natural, el Sena, París, Normandía. Hay descripciones exactas, depuradas, sentidas.... como la soledad, el miedo, el terror, los celos, el suicidio, la locura, la hipnosis, el magnetismo, la sugestión, y la obsesión.

Los cuentos siempre tienen una estructura parecida, parten de una situación normal: un paisaje, una reunión, un encuentro, en un mundo ordenado e incluso amable, en la que ocurre algo inesperado (un ruido, el viento, la fiebre, las sensaciones físicas...) que desencadena un proceso mental que le lleva a sentir miedo y angustia, lo que le lleva a reflexionar sobre sí mismo con una gran confusión mental, alucinaciones, fantasmas, apariciones.... El final del cuento se plantea la duda de si fue o no fue, pero algo quedó.

El cuento que contiene todos estos elementos de una forma más detallada, ya que está narrado en forma de diario, lo que permite seguir el proceso de la mente, es El Horla, que es una minuciosa descripción del proceso mental que lleva a la locura. Escrita por el protagonista del proceso, es un cuento que no puede ser una fantasia, si no se ha vivido, no se puede describir con esa precisión, los sentimientos, las sensaciones, los estados de ánimo, los presentimientos, las obsesiones, las alucinaciones...

De todos estos relatos el más naturalista y poético es Sobre el agua, donde describe con maestría el rio que discurre plácidamente en la noche, hasta que un pequeño ruido le pone en guardia y la imposibilidad de sacar el ancla le lleva a la angustia, al miedo.

El más cruel y abominable es “Un loco”, en el que narra la historia de un magistrado que a su muerte a los 82 años, descubren un diario en el que relata con todo lujo de detalles, la atracción que siente hacia la muerte y el placer que ha sentido en su oficio de juez cada vez que ha condenado a muerte a un reo, y en el colmo de su locura, relata cómo ha sido capaz de llegar a matar directamente a un pajarillo, a un niño y a un pescador. Manifiesta su desprecio hacia la vida y una atracción irresistible hacia la muerte cruel y despiadada: la caza, la guerra para él eran pasiones irresistibles por las que se condecoraba a los hombres....

Por último mencionar la ironía, el sentido del humor muy particular que reflejan cuentos como el “Misti, recuerdos de un soltero”, La dormilona (los procedimientos de la Institución de la muerte voluntaria); los cambios de epitafios en el comentario del cuento “La muerta”; ¿Él? El hombre que quería casarse por miedo a los fantasmas que vienen por la noche.

También queremos resaltar la precisión y la fuerza del relato ¿Loco? Y de las consecuencias de una obsesión como los celos que le llevan a matar a su amante y a su caballo.

Estos cuentos provocan en el lector inquietud, desasosiego, angustia, pero son un material riquísimo para el estudio de la psiquis humana desde una estructura patológica, pero esa patología nos ayuda a comprender el poder de la mente humana y de la capacidad de sugestión de la misma para el bien y para el mal, para crear o para destruir.


Aurora y Gloria

martes, 13 de mayo de 2014

JUEGOS DE LA EDAD TARDÍA – Luis Landero


Luis Landero es profesor de Lengua y Literatura españolas…y se nota…porque si hay una nota que destacar en su novela, en sus novelas – al menos en las que yo he leído – es el derroche literario: el conocimiento de la Lengua – con mayúsculas – y la composición de la sintaxis, la estructura del discurso y la arquitectura de la narración…pero como dijo en algún momento el inolvidable maestro G.G. Márquez: “Escribir no es redactar respetando la corrección idiomática sino un acto de creatividad por encima de las normas académicas”, y creo que si algo “le sobra” a esta novela es precisamente creatividad, imaginación, fantasía, delirio, ilusiones y quimeras, innovación, ruptura, proyectos, observación, abstracción, alegoría…y humor, mucho humor…



Antes de informarme sobre algunas pinceladas de la biografía del autor, y ya desde las primeras páginas del capítulo IV (pag. 45 y 46 ) cuando al marchar Alicia de veraneo, él, Gregorio Olías se descubre en una conducta reaccionaria contra todo el mundo que le rodea y habla de la conducta de los ancianos como de un acto de venganza contra el mundo: “Con los viejos, se obsesionó Gregorio. Los veía pasar al término de la tarde, agarrados a sus bastones como si fuesen la mano paterna y una nueva infancia viniese a escarnecerlos con segundas torpezas…Había allí ancianos venerables de verdad, pero otros eran aquellos que habían esperado a ser viejos para desquitarse de los melindres de la juventud “,  empecé a comprender la influencia de sus fuentes literarias: Cervantes y el Quijote, G.G. Márquez, Kafka, Faulkner…y creo que no iba despistada en mi observación…Pero a pesar de ello, me costaba entregarme a ella, me resultaba excesiva, redundante y hasta obsesiva…Seguramente porque ya me había contagiado de la magia de la historia…La historia de Gregorio Olías, es la historia de un hombre solitario…la soledad de una infancia curtida entre la protección de una madre silenciada y de un padre y un abuelo “soñadores”, pero enfrentados y sin más referente que “el afán”, el deseo de ser un gran hombre y de hacer grandes cosas, y la pena y la gloria que todo eso procura” (pag. 48)…de una adolescencia, entre la higiénica miseria de la vida real y la fantasía del “afán”, bajo la protección de su tío Félix Olías…del descubrimiento del amor primero y fuera de su alcance…de un trabajo rutinario sin ninguna humanidad alrededor…de un deseo de progresar y aprender sin base sobre la que apoyarse…de un matrimonio por casualidad con una mujer, Angelina, que es feliz sin hacerse preguntas…Hasta que una mañana, después de seis años trabajando en la más absoluta y silenciosa rutina, sonó el timbre del teléfono y alzó el vuelo de las palomas que dormitaban sobre el techo de luz y lo arrancó para siempre de su mundo plano…
Gil Gil y Gil, entró en su vida…A requerimientos de éste, un ser desplazado y sin arraigos que se mueve entre la rutinaria simplicidad y la inercia, pero que sueña a imaginar un mundo invadido e inmerso por y en la “cultura” y la “ciencia”, Gregorio Olías va construyendo, lenta y meditadamente, una farsa con personajes imaginarios a partir de seres comunes y corrientes, y así nacen Augusto Faroni - su alter ego - y Dacio Gil Monroy, y Márilin y el Maestro Merlín…y el café de Los Ensayistas, antiguo Hispano Exprés…y las tertulias literarias…y la clandestinidad y actividad encubierta de los militantes del partido comunista…y la represión política del “caudillo”…y los viajes, y los idiomas, y el arte…y la empresa de Gil en su “afán” de “promotor cultural” de crear un “Círculo Cultural Faroni”…y la recreación en la mente, en los sentimientos y en las emociones de Gregorio, de ese universo irreal pero satisfactorio…hasta que Gil regresa a la ciudad dispuesto a descubrir el mundo imaginado…Entonces todo se vuelve gris, y opaco, y confuso para Gregorio que a través de diferentes y heterodoxos callejones sin salida intenta deshacer la farsa… Finalmente, Gregorio y Gil, resucitarán la figura de Faroni para mantener el deseo y la esperanza - en sus estériles y reducidas vidas - de otra vida más noble, pero después de haber sido tratados por la brutalidad de Antón Requejo y el miedo y la descarga de su particular justicia, la vigilancia estelar del viejo Isaías y el paciente y afectuoso consentimiento de Angelina…


Farsa o realidad…Realidad o farsa…Eso no importa…Lo que importa es la palabra y el modo de decirla, y datar con ella de nombre a las cosas y hacer que existan todas aquellas que se nombran y en el modo y forma en que se nombren…”Había en él una mezcla incomprensible de decrepitud y de vigor, quizá porque, aunque robusto, más que fuerza había en su estampa como un derroche de debilidad, y aquella debilidad, al exigir de cierta energía para manifestarse, se confundía con el vigor, el cual confirmaba de nuevo la debilidad, y así sucesivamente” (describiendo la impresión sobre Isaías, pag 342)

Imaginando una forma sencilla para calificar la novela, me surgió una espeiral de círculos concéntricos – si es que esa figura pudiese serlo – que se van estirando hasta un punto inalcanzado e inalcanzable…Y regreso al punto inicial, al de la Literatura…al de la Literatura de Luis Landero, de la que el explica “que no hay que enseñarla, sino que hay que invitar a participar de una pasión”


Pepa Sirvent – Albacete a 8 de mayo de 2014