martes, 14 de junio de 2016

¡FELIZ FIN DE CURSO!



 
En la entrada al local de la celebración
Objetivo cumplido, hemos llegado al final del 13º curso de rodaje de nuestro club con un excelente nivel de perseverancia y con incremento de la calidad y número de miembros.




Nos hemos encontrado, en el club, por los libros porque estamos convencidos de que  la literatura y la lectura son esenciales para el conocimiento de nosotros mismos, de los otros y del mundo entero.

No solo de  libros viven estos hombres y mujeres

Leer buenos libros, comentarlos entre todos, en el club, es una experiencia única, enriquecedora, fantástica e imprescindible ya para nosotros.




El club no solo ha socializado nuestro acto íntimo de leer sino que nos  ayuda a contemplar los textos en una dimensión diferente  constatando que el acto de leer es un proceso de colaboración activa.

A juzgar por ... la cena fue larga


El comentario de cada uno de los libros leídos ha sido recogido en el BLOG. Podéis repasarlos en esta misma página  o bien en ETIQUETAS buscando por títulos y autores.






Nos encontraremos en septiembre, pondremos  las fechas de comienzo por el blog, en concreto estarán puestas en el "Tablón de anuncIos" 

¡BUENAS LECTURAS VERANIEGAS!






jueves, 2 de junio de 2016

LOS RESTOS DEL DÍA. Kazuo Ishiguro


La primera sorpresa que nos brinda esta novela, inglesa por los cuatro costados, es al saber que está escrita por un japonés, sorpresa que se disipa al conocer que Kazuo Ishiguro, aunque nipón de nacimiento, recibió, desde niño, una formación netamente británica.

Stevens, protagonista y narrador de esta historia y quinta esencia de lo que debe ser un mayordomo inglés, está a las órdenes de un millonario norteamericano llamado Farraday, que, en los años cincuenta, compró la mansión Darlington Hall a los herederos de Lord Darlington, un aristócrata en toda la extensión de la palabra, al que Stevens había servido muchos años y por el que sentía verdadera veneración al considerarlo prototipo de persona “realmente distinguida”.

El americano es de afable trato e incluso se permite gastarle delicadas bromas a su mayordomo ante las cuales éste no sabe como reaccionar pues, si por un lado no le desagradan, por otro, lo desconciertan.

La campechanía de  Farraday llega al extremo de prestarle su lujoso automóvil para que, mientras él hace un viaje a su patria, Stevens pueda conocer las bellezas de su propio país que debido a su permanente enclaustramiento en la mansión, su patrón asegura que desconoce.

Tras mucho dudar, Stevens acepta el ofrecimiento con intención de viajar en busca de miss Kenton, antigua ama de llaves que le ha escrito varias veces dejando entrever que quizá estuviera dispuesta a retomar su antiguo empleo, cosa que Stevens considera que sería muy conveniente para el buen gobierno de la mansión dada la falta de servicio doméstico competente tras la segunda guerra mundial.

Durante el viaje que dura varios días, Stevens, siempre obediente, goza del turismo recomendado por su patrón al tiempo que va recordando los felices tiempos en que servía a Lord Darlington.

Así, vamos conociendo la evolución política del Lord que si, en un principio y llevado por su simpatía al pueblo alemán y sobre todo a su carácter caballeroso, acusaba a los aliados vencedores de la Gran Guerra –especialmente a Francia– de haber buscado en Versalles más venganza que justicia, y cómo, con el paso del tiempo, su postura, debidamente manipulado por el embajador alemán, se irá radicalizando, hasta el extremo de llegar a simpatizar con el ideario nazi.

Otras veces sus recuerdos lo llevan por otros derroteros como cuando disponía de una treintena de sirvientes a su mando y de las tensiones que tan ímprobo trabajo acarreaban, sobre todo a los momentos de tensión que mantuvo con miss Kenton.

Pero son dos momentos puntuales los que nos descubren el verdadero témpano que es Stevens:

Uno cuando muere su padre, también sirviente de la casa, y él no puede acompañarlo en sus últimos momentos por estar dirigiendo una cena de gran trascendencia para su señor.

El otro, la noche que, por un lado, el ahijado de Lord Darlington le pide su colaboración para impedir que éste siga siendo un pelele en manos de los nazis y él se la niega arguyendo que todo lo que hace su patrón esta bien hecho y, por otro, cuando miss Kenton, enamorada de él, le comunica que va a dejar el servicio para casarse, con la más que evidente intención de hacerle reaccionar pidiéndole que no haga tal cosa.

Muchos más aspectos pueden comentarse de esta, al menos para mí, magnífica novela, aspectos que, como siempre y sin lugar a dudas, saldrán a la luz durante nuestro coloquio.

Por último y debido a que en nuestro club se aprecia tanto la buena literatura como el buen cine, me permito recomendar la película “Lo que queda del día” basada en esta novela , dirigida por James Ivordy e interpretada magníficamente por Anthony Hopkins y Emma Thompson.

JUAN CUERDA