martes, 22 de diciembre de 2020

 

NOS VEMOS ALLÁ ARRIBA – Pierre Lamaitré



Nacido en
París el 19 de abril de 1951, es un escritor y guionista francés, ganador del premio Goncourt 2013 con su novela Au revoir là-haut (Nos vemos allá arriba)[]

Estudió psicología e hizo gran parte de su carrera en la formación profesional de adultos enseñando comunicación, cultura general, y literatura destinada a bibliotecarios. Se consagró luego a la escritura, como novelista y guionista. Sus novelas han sido traducidas a decenas de idiomas.[] Considera su trabajo como un permanente “ejercicio de admiración por la literatura”.[] Desde su primera novela, Travail soigné (2006; publicada en español con el título de Irene), rinde homenaje a sus maestros.  Esta obra marca también el comienzo de su serie policial que tiene como protagonista a Camille Verhoeven, comandante de la Brigada Criminal de París.

Tres años más tarde, en 2009, lanza su segunda novela, Robe de marié (Vestido de novia), ejercicio explícito de admiración del arte de Hitchcock.[]

Aborda la intriga social con Cadres noires (Recursos inhumanos) en 2010, que pone en escena el drama de un ejecutivo en paro que termina aceptando participar en un juego de rol en forma de toma de rehenes.

En“Alex”, su cuarta novela,  juega con la identificación como motor del thriller y en ella se encuentran múltiples referencias, que el autor señala explícitamente, sobre Louis Aragon, Marcel Proust, Roland Barthes, John Harvey, Borís Pasternak…sus autores de referencia.

Au revoir là-haut (2013; Nos vemos allá arriba) marca un cambio importante en su obra, que se convierte en una novela picaresca.[] Abandonando el género policíaco, Lemaitre permanece fiel al espíritu de sus primeras novelas, puesto que cita desde d'Émile Ajar a Stephen Crane, Victor Hugo y La Rochefoucauld, y otros que nombra en los agradecimientos, entre ellos especialmente a Louis Guilloux y Carson McCullers. En noviembre de 2013 recibe el premio Goncourt y encabeza la lista de superventas L'Express.

                  (Los datos biográficos han sido recogidos en Internet.)

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COMENTARIO:

El título de la novela está tomado de la carta que el soldado Jean Blanchard dirigió a su esposa antes de morir fusilado el 4 de noviembre de 1914 por abandono de su posición en el frente, aunque posteriormente, el 29 de enero de 1921 fue rehabilitado. “Te doy cita en el cielo, donde espero que Dios nos reúna. Nos vemos allá arriba, mi querida esposa”

La novela comienza un dos de noviembre de 1918,”Dia de difuntos”, cuando está cercano – tan solo a diez días – el final de la Gran Guerra, y en uno de los últimos puntos del frente, el teniente Henrri d’Aulnay-Pradelle ordena un ataque a la posición enemiga, conociendo la firma del armisticio y con el único afán de un ascenso en su carrera militar. Los dos soldados – Louis Thérienx y Gaston Grisonnier un joven y un viejo – que hacen de avanzadilla, mueren tiroteados nada más salir de la trinchera, lo que desata el ímpetu de la tropa que encabezan Alberte Maillard y Eduard Perocourt…Y acaba el 14 de julio de 1920, el día en las autoridades, el ejército y el pueblo, rinden homenaje institucional a los muertos en la contienda.

El teniente Pradelle es condenado a la cárcel, la decadencia y la pobreza por sus muchos y deshumanizados actos, por su depravación y desordenado afán de riqueza y poder.

El soldado  Eduard Pericourt, a quién la carga de un obús había destrozado el rostro negándose a cualquier regreso a la normalidad, incluido el reencuentro con su familia, muere atropellado por el coche que conduce su propio padre a la salida del hotel en el que pasa los últimos días y en un momento de alocada euforia, cubierta su destrozada cara con una careta que reproduce sus rasgos de antes de la guerra, y que Marcel Pericourt, el padre, sólo descubriría, años más tarde antes de morir él también, el gesto de “gratitud” con el que Eduard se despidió de él en el instante del reencuentro.

El soldado Albert Maillard, que había descubierto al teniente Pradelle, asesino de sus propios soldados y hombre sin escrúpulos ante la memoria de los muertos o el honor y la honestidad de los vivos, dedica todos sus esfuerzos físicos y económicos a ayudar a Eduard que lo ha salvado de morir también a manos de Pradelle, y lo acompaña en sus momentos de descarnada destrucción y en los de desenfrenada euforia, también en sus locas e inverosímiles proposiciones, a pesar de sus dudas, de su  inseguridad y falta de espíritu, a pesar de sus miedos…Es el único que consigue escapar con su novia Pauline y todo el dinero conseguido por la estafa pergeñada por Eduard contra una sociedad a la que considera corrupta, deshumanizada, materialista y opresora, sobre todo con los débiles, los desposeídos y los diferentes…Una “venganza” con final feliz, que quizás sólo sea posible en una novela…Todo ello, 440 páginas de por medio.

La novela, escrita para conmemorar el Primer Centenario del inicio de la Gran Guerra y que obtuvo, entre otros, el Premio Goncourt, utiliza varios géneros, sostiene una estructura impecable, los personajes representan muy bien su arquetipo, el lenguaje, correctamente utilizado, transforma en imagen visual a personajes y escenas, la acción mantiene un desarrollo a la vez trepidante y sereno con la finalidad de mantener el interés del lector…Sin duda, una gran novela…Reducida a la mitad, sería extraordinaria.

Pepa Sirvent- Diciembre de 2020

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viernes, 18 de diciembre de 2020

 

FELICITACIÓN NAVIDEÑA.

También este año se hace presente Pepa, con su voz poética, para traeremos un mensaje de Esperanza.

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En mi recuerdo sobreviven con la llegada de diciembre,

los días escasos de luz y los atardeceres rojos,

las mañanas de nieblas húmedas y espesas,

los medios días de cielos azul intenso sin rastro de nubes,

las aceras alfombradas de hojas doradas y húmedas de lluvia,

el viento, racheado y frío, azotando las ramas de los árboles desnudos,

y bandadas de pájaros, chillones al anochecer,

buscando el calor de sus nidos…

 

Diciembre, breve en sus horas de luz, nos trae el Invierno.

Tiempo de descanso, de lectura, de recogimiento,

de seguridad, de aventuras breves, de sueños,

de proyectos, de promesas, de intimidad.

 

Diciembre, breve en sus horas de luz, nos trae la Navidad.

Tiempo de hogar, de familia, de risas de niños,

de encuentros amistosos, de añoranzas, de ausencias sin retorno,

de largos abrazos, de miradas cómplices, de alguna lágrima…

 

En mi recuerdo sobreviven con la llegada de diciembre

la sencilla esperanza de un reencuentro…

el simbólico gesto de un regalo de bienvenida…

la emoción contenida del regreso al hogar…                                                                                                                                  

 

Diciembre, breve en sus horas de luz, nos ha traído este año

un mensaje nuevo: LA ESPERANZA.


 

 

 

 

Mis nietas y yo te deseamos una Navidad cargada de Esperanza.

 PEPA SIRVENT

  Albacete 2020