domingo, 20 de octubre de 2019


EL ALBERGUE DE LAS MUJERES TRISTES. 
MARCELA SERRANO 


Biografía.- Nació en 1951 en la ciudad de Santiago (Chile). Hija del ensayista Horacio Serrano y de la novelista Elisa Pérez Walker. El año 1973, por motivo del golpe militar del general Pinochet, tuvo exilarse en Roma (Italia). El año 1977 regresó definitivamente a Chile. En 1976 ingresó inició la carrera de Bellas Artes en la Pontificia Universidad Católica de Chile, obteniendo la Licenciatura en Grabado el año 1983. En 1994 gana el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su obra “Nosotras que nos queremos tanto” publicada en 1991, y el galardón de la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la mejor novela hispanoamericana escrita por una mujer. Además, el mismo año obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago con la obra “Para que no me olvides “ (1993), el más importante en su género en el país austral.
Algunas de sus obras son:
Antigua vida mía (1995)
El albergue de las mujeres tristes (1997)
Nuestra Señora de la Soledad (1999)
Un mundo raro (dos cuentos-2000)
Lo que está en mi corazón (2001), obra finalista del prestigioso Premio Planeta.
Hasta siempre mujercitas (2004)
La llorona (2008)
Marcela Serrano es una de las autoras latinoamericanas más vendidas y leídas.
Para comprender mejor su obra se puede considerar:

* Su reflexión sobre la condición femenina:  Toda su obra está ligada por un eje central que bien puede denominarse la defensa de la mujer y el retrato íntimo que ningún hombre, por razones obvias, había podido realizar. Su obra, en cierta forma, nos desnuda, y pone sobre el tapete todos nuestros temores, miedos, esperanzas, vacilaciones, desengaños y fracasos, nuestros amores y nuestros éxitos…
"No tengo ningún pudor en escribir como escribe una mujer. Al revés, pegaría un grito para decirles a todas las mujeres que por favor escriban distinto de los hombres… Porque creo que nosotras sí tenemos otro lenguaje".
También la mirada, la sensibilidad e incluso nuestra carga ideológica:
"Es imposible no escribir desde lo minoritario si estás en eso. Imaginémonos la Sudáfrica del apartheid: ¿podría un negro haber escrito desde el poder ? Siempre tendría que escribir desde el margen... En ese sentido, dado que en la historia el poder ha sido masculino, el lenguaje también... Yo creo que la mujer escribe desde el espacio del no poder".
Y yo agregaría desde el espacio oculto, desde el anonimato, como si su rostro estuviese oculto por un velo invisible que le nubla la vista, le cose la boca y le tapa los oídos; y sin embargo su grito de desamparo sale de lo más profundo de sus entrañas, para reafirmarse como ser humano, como mujer, amante, esposa, amiga, trabajadora; incluso como ciudadana de un país que la relega, la avasalla, la esclaviza y la ignora, a la hora de reconocerle sus derechos, pero que la tiene en cuenta a la hora de exigirle sus obligaciones. Marcela Serrano agrega, con bastante crudeza por cierto, que
"Hay un tipo de soledad determinada que tiene que ver con haber nacido en el espacio del no poder. Y ahí la lectura sirve para atenuar la soledad".

* La soledad: Como muchos de los autores contemporáneos Marcela Serrano indaga en el terreno metafísico y nos muestra sus personajes femeninos como si hubiesen sido cortados en una sala de cirugía con el más fino de los escalpelos. Es así como a través de su pluma descubrimos la inconmensurable soledad que suele rodear a la especie humana, independientemente de su extracción social, económica, política o religiosa; pero que se hace mucho más insoportable cuando se es mujer. Para explicar lo que podría no ser sino un embrollo, Marcela Serrano aduce a uno de sus personajes de "Hasta siempre mujercitas", puesto que anteriormente las mujeres debían aceptar sin ningún tipo de rebelión el papel que se les había impuesto desde antes de su nacimiento, papel escrito desde tiempos inmemoriales. En cambio ahora, al menos en lo que concierne a las mujeres occidentales, podemos decidir si aceptamos o no los dictados de una sociedad y un Iglesia opresoras:

 “El albergue de las mujeres tristes”.- Floreana, historiadora joven, más bien retraída, llega a un albergue sui generis en la isla de Chiloé. Allí, en medio de los paisajes del sur profundo chileno, acuden mujeres diversas para curar las heridas de un dolor común: el desamor de los hombres.
Si bien la incapacidad afectiva masculina parece ser, para ellas, la clave del desencuentro, la autora da voz -por primera vez- a un punto de vista masculino: el médico del pueblo, un santiaguino autoexiliado en la isla, que arrastra sus propias heridas.
Ambivalentes, reprimidos en el sexo, vacilantes en el compromiso amoroso, los hombres sienten miedo frente a la autonomía que las mujeres han ganado. Mientras tanto, en ellas crece la insatisfacción, el «mal femenino» de este fin de siglo.

Reseñas sobre su obra:

«Las mujeres de Marcela Serrano tienen la capacidad de cambiar de piel como las víboras, liberándose de la servidumbre de tiempos pasados.»
Carlos Fuentes

«Marcela Serrano tiene el ideario y el corazón amueblados con una firmeza que es capaz de esquivar todas las contradicciones.»
Ángela López, El Mundo

«Una de las escritoras más reconocidas en lengua hispana.»
Diego Garzón, Semana

«Marcela Serrano es una de las figuras más destacadas de la nueva narrativa de su país y de América Latina.»
www.escritoras.com

«En el mundo literario hispanoamericano, la chilena Marcela Serrano es una de las escritoras que mejor sabe abordar la temática femenina.»
La Nación (Argentina)

«Una de las escritoras más vendedoras de América Latina.»
Patricia Kolesnicov, Clarín (Argentina)

«Marcela Serrano e Isabel Allende se han convertido en seguro éxito de ventas en el extranjero [...]. Muchas son las coincidencias entre ambas, las cuales pueden ser pauta para quienes quieren seguir sus pasos, pero en el caso de estas novelistas latinoamericanas es el talento narrativo el que tiene la última palabra.»
Gisela Raymond, El Universo (Santiago de Chile)

«Con ecos de La casa de los espíritus, de Isabel Allende [...], una apasionante novela que los grupos de lectura bien pudieran acoger con los brazos abiertos
Mary Margaret Benson, Library Journal (sobre Antigua vida mía)

Páginas de opinión:



PEPA SIRVENT


EL ALBERGUE DE LAS MUJERES TRISTES

Completamos el comentario sobre la obra ,que hemos leído, con este trabajo hecho por nuestro compañero MANUEL JIMÉNEZ:

1.   Finalidad de la Obra


Atender y recuperar a mujeres afectadas de este mal común del “Desamor”, ayudándolas a recuperar la salud, superar la tristeza y mejorar la autoestima, es la finalidad del albergue: situado en un paraje paradisiaco, en la isla de Chiloé, en el sur del Pacifico y alejado del mundanal ruido, aloja a veinte mujeres  en  tratamiento de su mal, causado por “desamor” y a Elena, la directora del albergue.

* El equipamiento del albergue es mínimo, suficiente y preciso.

* La terapia empleada consiste en “contar al grupo sus dramas individuales transformándolos en colectivos y facilitando así su disolución y su tratamiento en un ambiente de compañerismo. Así reza en el albergue: EL ALBERGUE ES PARA CADA CUAL LO QUE ÉL DESEE QUE SEA”

2. Los personajes.

* ELENA, la directora del centro, médico psiquiatra. Al comienzo de la transición democrática chilena, tras la dictadura, siente necesidad de colaborar en el acercamiento y la convivencia de los chilenos        que, nunca antes, habían tenido.
Alejada de la política-había estado comprometida con la de democracia sin militar en ningún partido-la vida en la ciudad había dejado de interesarle. Dueña de una propiedad creada por su padre, considera que es el lugar perfecto para llevar a efecto una BUENA CAUSA: ayudar a mujeres necesitadas de recuperar su identidad y su estado de bienestar perdidos.

* FLOREANA, joven historiadora, llega al albergue a petición de su hermana Fernandina- amiga íntima de Elena-, para una estancia de tres meses. Es víctima de una aguda crisis de identidad, tras su fracaso matrimonial y de una nueva relación sentimental en la que había confiado mucho. Su criterio sobre el amor se encuentra en un estado de pesimismo radical.
Durante su estancia deberá poner en orden su vida y sus ideas: reflexionar sobre su profesión, sus anhelos y sus fracasos, analizar las relaciones con su hijo-acaba de pedirle autorización para irse con su padre durante un año-y con su familia- tras la muerte de su hermana menor-

* FLAVIAN, es el médico del pueblo y también del albergue. Arrastra sus propias heridas:” Pretendo seguir soltero para siempre… He vivido esclavo de una mujer…el matrimonio es el espacio de la esclavitud, de la muerte de toda convivencia sana y fuente de toda impaciencia, del aburrimiento y el ahogo de la sensualidad”

* LAS VEINTE MUJERES RESIDENTES EN EL ALBERGUE. La mayoría pertenecen a la clase media chilena-la depresión es propia de mujeres de la clase media y alta. Las de la clase baja desconocen la depresión y no enferman de desamor, dice Elena. “Las mujeres se han cansado de ser madres de sus hombres  y tampoco quieren ser sus hijas…Aspiran a construir relaciones de igualdad que sean compatibles con el afecto…Pero hemos salido al mundo y nos encontramos más solas que nunca…La desconfianza y la incomprensión entre hombres y mujeres se ha agigantado…El amor se ha vuelto esquivo…Hoy los hombres no quieren amarnos. Dejaron de amarnos el día que las mujeres decidimos un poco más de nosotras mismas y un poco menos de satisfacer al otro”

3. La terapia en el albergue.

* El lugar sobre el caballo. Elena compara la evolución de la mujer en la sociedad con su posición sobre el caballo a lo largo del tiempo:

         - La mujer joven aún dependiente, admira la belleza del caballo y la conducción del jinete y sueña con ser, un día, el jinete que lo monte.
             - La mujer felizmente casada logra subir al caballo y,en compañía de su marido, que lleva las riendas, recorrer los mismos caminos que el resto del grupo, aunque vaya montada a la grupa del animal.
        - La mujer liberada, económicamente e independiente, logra tener y montar su propio caballo, cabalgar en grupo por los mismos caminos, cada cual controlando las riendas de su propio animal…Pero esto a ellos no les gusta…En la primera curva pronunciada ellos abandonan el camino…y las dejan solas.

4. Novela de carácter reflexivo
Hace una profunda reflexión sobre la condición femenina mostrando al desnudo todos sus temores, miedos, vacilaciones, dudas, fracasos y desengaños al mismo tiempo que sus valores, éxitos, amores y esperanzas.
Por medio de sus sesiones de terapia, logran:

 a)      IDENTIFICAR Y ACEPTAR LAS CAUSAS DE SU SITUACIÓN. Consideran la incapacidad afectiva masculina como la clave del desencuentro entre hombres y mujeres. El hombre, herido por desamor, se muestra ambivalente y reprimido sexualmente, vacilante en el compromiso amoroso y asustado ante la autonomía alcanzada por la mujer. Mientras que la mujer aumenta su grado de insatisfacción, considerado “el mal femenino de nuestro tiempo”

b) MEJORAR LA AUTOESTIMA Y ENCONTRAR SENTIDO A LA VIDA:
- Tratando de enterrar la tristeza, no las emociones.
- Eligiendo entre “recurso a la castidad o liberación sexual” con las dificultades de manejar, de manera equilibrada, y  diferenciada, las relaciones sexuales y emocionales.

 c) TENDER PUENTES, tratando de lograr relaciones entre hombres y mujeres más acordes con las circunstancias actuales: ”Es difícil ser pareja con mujeres tan ocupadas socialmente…El día que los hombres dejen aflorar su lado femenino- igual que las mujeres han hecho con su lado masculino las cosas podrán cambiar”- piensan ellas. Pero, ¿cómo van a aflorar algo que, en su juventud tuvieron que matar?

d) NO PERDER LA ESPERANZA. Cuando se encuentre una buena causa merece la pena vivir, trabajar y luchar por ella, tratando de conseguirla y conservarla.

5. Desenlace. Mientras tanto Floreana ha ido culminando su estancia en el albergue. Ha reflexionado sobre todos los aspectos de su vida. Ha reforzado su autoestima y se siente más segura para afrontar el futuro…vuelve a sentir su propio cuerpo vivo y la necesidad de volver a vivir de nuevo…Renace en ella, de nuevo, la esperanza- “El camino a casa está siempre abierto”- Y la duda aparece de nuevo, pero ¿qué es la casa? ¿Y qué es la patria?... ¿la casa y la tierra de los padres?...Pero qué son y dónde están?

Marcela, la autora vivió cómo expropiaron a sus padres la propiedad que había sido el hogar familiar durante varias generaciones…Durante la dictadura de su país tuvo que exiliarse a Italia durante varios años, con su primer marido. Después vivió muchos años en México y Argentina, con su tercer marido De todos esos lugares guarda un recuerdo feliz.

Elena, como directora del albergue, abandonó su hogar en la ciudad y eligió el albergue por una buena causa. Las mujeres que habitan en el albergue han encontrado en él su verdadero hogar, igual que Floreana ha encontrado en él, la paz.
Piensa Floreana que el verdadero hogar lo forman ella misma y su experiencia vital pero distinguiendo entre HISTORIA VITAL-conjunto de todos los problemas que en su vida han sido- y EXPERIENCIA VITAL- forma de resolver los problemas que la vida le ha planteado-

Pero Floreana y y FLavian han intimado sin llegar a compromiso alguno. El médico se siente incapaz de superar el miedo a ser herido de nuevo por causa del amor. Pese a la atracción mutua, la barrera interpuesta por ese miedo es muy superior al común esfuerzo por lograr entenderse y ganar la confianza

Floreana, ya montada en el autobús que la devolverá a la ciudad, reflexiona: “Si el amor y la persona amada son una buena causa bien merecen la pena dedicarle la vida entera, si es preciso”…Y se decide a vivir y luchar de nuevo en busca de la felicidad.

¿Acaso no habríamos hecho lo mismo cualquiera de nosotros?

MANUEL JIMÉNEZ





miércoles, 9 de octubre de 2019




LAS CENIZAS DE ÁNGELA
Frank McCourt

“Mi padre y mi madre debieron haberse quedado en NuevaYork, donde se conocieron y donde nací yo. En vez de ello, volvieron a Irlanda cuando yo tenía cuatro años, mi hermano Malachy, tres, los gemelos, Oliver y Eugene, apenas uno, y mi hermana Margaret ya estaba muerta y enterrada.

Cuando recuerdo mi infancia me pregunto cómo pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente, una infancia desgraciada, se entienden que las infancias felices no merecen que  les prestemos atención. La infancia desgraciada irlandesa es peor que la infancia desgraciada corriente y la infancia desgraciada irlandesa católica es peor todavía”

Con esta recriminación a sus padres por su decisión de regresar a Irlanda y con la afirmación de que pocas cosas son tan duras como ser un niño pobre y católico en Irlanda, comienza este desgarrador relato.

Pocos autores han sabido meterse en la piel y la mente de un niño a la hora de contar sus percepciones y vivencias y, en mi modesta opinión, desde Mark Twain con sus inolvidables Tom Sawyer  y  Huckleberry Finn, ninguno como  McCourt con la diferencia que éste lo que cuenta son sus propias vivencias infantiles escritas  cuando superaba los sesenta años.

También ha habido grandes escritores como Dickens o Víctor Hugo que han tratado con acierto y realismo el tema de la pobreza y la miseria, pero McCourt lo hace desde su perspectiva infantil, con tales dosis de inocencia, que, a veces, nos hace sonreír incluso cuando trata sobre los aspectos más sórdidos de los suburbios  irlandeses: húmedas infraviviendas con retretes comunes, falta total de higiene, altísima tasa de mortalidad infantil, empleos escasos y precarios, alcoholismo, maestros autoritarios cuando no sádicos, odio y admiración hacia la pérfida Albión  y con el cine de Hollywood como única válvula de escape, al menos por unas horas, de la miseria cotidiana.

Todo ello controlado, dirigido y vigilado por una iglesia católica omnipresente y todopoderosa, administrada, en su mayoría, por curas déspotas y carentes de toda simpatía hacia os pobres.

Junto al pequeño Frankle pululan una serie de personajes dignos, muchos de ellos, de figurar en Dublineses de Joyce.

He aquí algunos:

Malachy McCourt, padre del protagonista, tipo vago e irresponsable que si bien quiere a su esposa y a sus hijos es capaz de dejarlos sin cenar, pues, en las raras ocasiones en que se ve con unos cuantos chelines en el bolsillo corre a invertirlos en pintas de cerveza en la taberna próxima.

Julia McCourt, la madre, condenada a recurrir constantemente a la beneficencia para mantener a sus hijos y a ver con impotencia como la desnutrición y la falta de higiene se los va llevando uno a uno, llegando a exclamar en cierta ocasión, por qué Dios, por variar, no se llevaba de vez en cuando al hijo de un rico.

El tío Pa Karting, que sufrió, durante la Primera Guerra Mundial, los efectos de los gases alemanes y acabó trabajando en una compañía de gas.

Margaret, madre de Angela, que no pudo perdonar, en toda su vida a su hija por, entre otras cosas, haberse casado con un irlandés del norte.

Tampoco tienen desperdicio los amigos de Frankie. Sirvan estos de muestra:

        Quingley “El preguntas”, que, a pique de morir en el intento, no cesan de preguntar a unos maestros que no están por la labor de satisfacer su gran curiosidad.

        “Cuasimodo” Deoley, chico contrahecho y jorobado cuya máxima aspiración es llegar a ser locutor  en la BBC.

        Mikey Molloy “El ataques” que presume de experto en “el cuerpo de las chicas y en cochinadas en general”

En los últimos capítulos, Frank va cumpliendo años al tiempo que, combinando más trabajos que El Lazarillo de Tormes, consigue reunir el dinero necesario para cumplir su sueño: Regresar a los Estados Unidos.

La autobiografía queda abierta para una segunda parte de la que el propio autor ya nos anticipa su título: ¡LO ES!

Un apunte final:

No sé qué pensarán los lectores españoles jóvenes o maduros de este libro, de lo que sí estoy seguro es de que muchos de los que fuimos niños en los cuarenta podemos equiparar aquella Irlanda con la España de la posguerra, pues aunque no nos afectara tan de lleno como al pequeño Frankie, sí conocimos, más o menos, directamente, algunos episodios, similares a los del libro.

JUAN CUERDA