LAS HISTORIAS DE MARTA Y FERNANDO
GUSTAVO MARTÍN GARZO
Gustavo Martín Garzo nació en
Valladolid en 1948. Ha vivido siempre allí. Licenciado
en filosofía y psicología considera que cualquier lugar es válido para
escribir, especialmente cuando se hace sobre personas y relaciones personales
puesto que estas varían muy poco de un lugar a otro y de una época a otra.
Martín Gazo es especialista en
cuentos para niños en los que ha obtenido importantes premios. En sus novelas
incluye, a veces, tanto cuentos como la presencia de niños, que unas veces le
aportan recuerdos que le acercan al pasado y otras las fantasías necesarias
para reforzar la felicidad en el momento presente. Pasado, presente y futuro
juegan un papel importante en esta novela y la presencia de los niños, unas
veces de forma real y otras como en especie de realismo mágico, reflejan la
parte infantil que todavía queda en los protagonistas.
La acción transcurre en Valladolid.
El tiempo presente de la novela coincide con los primeros años de la transición
Española de la dictadura a la democracia. La edad de la pareja protagonista
oscila alrededor de los veinticinco años. Los protagonistas están, pues,
sometidos a un profundo idealismo. Por un lado, al momento histórico, que
ofrece la posibilidad de producir un cambio en la manera obsoleta de entender
el mundo y las cosas que en el ocurren. Por otro, están viviendo los primero momentos
de un nuevo amor, cargado de deseo, de enamoramiento y de placer.
La novela cuenta en siete episodios
historias que muestran la evolución de esa relación entre Marta y Fernando y
van desvelando múltiples facetas de su vida en común a lo largo de cuatro años.
El libro va acompañado de siete
poemas que, aparentemente reflejan el contenido de cada episodio.
Al principio, todo es
enamoramiento.... todo es deseo… todo es placer… un gran amor es un amor
salvaje… dos seres en uno a todas horas… contigo pan y cebolla… mientras dura
el enamoramiento y deseo la pareja de enamorados solo necesitan una isla
solitaria, una bolsa de babas, un perrito sabio, confidencias y perdones. El
ideal político sigue presente. Mientras dura la ilusión por cambiar el mundo,
todo va bien. Continúa la participación desinteresada en los asuntos del
partido y de la sociedad. El dinero no importa (se puede vivir sin dinero a
costa de los padres). Se puede vivir sin calefacción (basta con el calor humano
del propio placer. El violonceio (chello) sigue siendo el nexo de unión para
ellos (sueño de futuro y enlace con el pasado para Fernando y para Marta el
medio de poder ayudar a Fernando a quien considera tan correcto como incapaz de
valerse por sí mismo). La pérdida de identidad es evidente (cuando dos personas
llegan a fusionarse formando un solo ser una de ellas, sino las dos, pueden
llegar a perder su propia identidad, su amor propio). Los recuerdos enlazan con
su juventud, aún próxima. Las fantasías tienen como finalidad satisfacer los
deseos aquí y ahora. Los sueños sobre el futuro apenas aparecen….
Con el paso del tiempo, tanto en el
amor como en la vida misma es preciso poner los pies sobre la tierra.... En lo
político, la ilusión se ha ido tornando en desencanto. El enamoramiento, al
enfriarse el deseo (el enamoramiento no dura toda la vida, el amor si puede
hacerlo) se va transformando en un amor más real, en el que, más que el deseo,
priman el respeto, la comunicación, el buen humor, la sintonía, los proyectos
comunes….
Se va recuperando la propia
identidad… (“si siempre hago lo que quieres terminaré por no saber lo que
deseo”…. “necesito pararme, reflexionar y volver a encontrarme”). Se descubren nuevas funciones del dinero,
incluida la posibilidad de comprar voluntades…
Los recuerdos, deseos y sueños de esta etapa son más cercanos y mucho
más reales. Van aprendiendo que en el amor no existen certezas absolutas, y por
tanto, hay que asumir incertidumbres (inseguridad, miedo al fracaso, miedo al
abandono, infidelidad, soledad...)… Toman conciencia de un mundo menos
idealista… más real… más horroroso…. Por primera vez, sienten la necesidad de
ser padres. Desean tener un hijo que sustituya al chello como lazo de unión y
que refuerce el carácter del nuevo amor.
El último capítulo titulado UN PAÍS
DE OLAS apunta ya la incertidumbre por el futuro que se les avecina. Termina
con la aceptación de esa nueva realidad:
“creo que estoy embarazada… prométeme que cuidarás siempre de él…en este mundo horroroso… “.
El poema que corresponde a este
capítulo comienza así: “para el nacimiento de un niño el mundo no está nunca
preparado…”. ( WISLAWA SEYMBOPSKA )
MANUEL JIMÉNEZ