viernes, 5 de febrero de 2016




LA BUENA LETRA de Rafael Chirbes (1949-2015).

“No se puede decir tanto y tan contundente en tan pocas palabras”.

       
Cuando terminé la lectura de “LA BUENA LETRA”, tuve la sensación de estar frente a un retrato de familia, que con la guerra civil y la posguerra como telón de fondo, nos engullía en la vida cotidiana de unos personajes que deben hacer frente a la muerte, la miseria, los miedos y sobre toda al silencio, que como una fina lluvia al principio no se percibe  pero finalmente te empapa.



        Figura clave es Ana, mujer sencilla, prudente, conciliadora y sobre todo, soporte de una familia que se desintegra más rápidamente por la deslealtad de varios de sus miembros que por las propias penurias asociadas a la orilla del rio en la que ha decidido quedarse, junto a un esposo, Tomas, que compartiendo ideales de libertad con su hermano Antonio, sin embargo es testigo de lo fácil que es para éste, despojarse de su dignidad como hombre  en aras de una disoluta vida de dudosa  prosperidad, sin mirar lo que va dejando atrás. La traición al terrible esfuerzo que realizan los suyos por mantenerlo con vida, nos muestra a un pseudo-intelectual  con unos principios de ida y vuelta, con la ingratitud como característica más notable. La imposibilidad de Tomas para enfrentarse a su hermano, lo convierte en un ser destruido por la resignación, la desesperanza, el desprecio a sí mismo y lleno de amargura, castiga a Ana a la más absoluta soledad.

        Como antítesis de Ana aparecen dos personajes femeninos. Uno de ellos es la mujer de Antonio, símbolo de la discordia, que con su frivolidad y egoísmo corroe la  armonía familiar como la mala hierba echa a perder una buena cosecha. El otro es Gloria, hermana de los dos protagonistas masculinos; una mujer que llevada por sus celos y adicciones, es capaz de ensuciar con su sola presencia todo lo bueno y noble que hay a su alrededor.

        Mención especial merece en esta obra la Vejez, representada aquí por los abuelos de la familia, mostrándonos lo cruel que puede llegar a ser esta etapa final del camino, pero a la vez lo entrañable cuando vejez y niñez son caras de la misma moneda.

        Por último y a modo de reseña, todo aquel que se adentre en “LA BUENA LETRA”, descubrirá una lectura de prosa sencilla pero demoledora en sus reflexiones, con un estilo sutil que derrochando delicadeza, pasa casi de puntillas por el entramado vital de sus personajes.

Esther Moreno Sánchez.



2 comentarios:

Isabel dijo...

Esther!Me encanta que como nuevo miembro del Club hayas colaborado con este comentario.Me ha gustado mucho. Isabel

Anónimo dijo...

Soy Pepa, y ya te dije en la reunión que me parecía muy adecuado y certero el resumen que nos leíste...por eso fue que te animamos a subirlo al blog...ánimo, necesitamos jóvenes como tú...