LAS
PALABRAS DE LA NOCHE.NATALIA GINZBURG
LA AUTORA.
Natalia Levi nació en Palermo (Sicilia) en 1916 pero vivió en
Turín desde los tres años. Pertenece a una familia triestina acaudalada. Su padre,
de origen judío, ejerce como profesor en la universidad. Su madre, católica no
practicante. Ella tuvo una formación laica; sus padres, antifascistas, fueron
procesados por sus ideas

De 1940 a 1943 fueron desterrados por el gobierno de Mussolini
a un pequeño pueblo de los Abruzzos. En 1944, con el comienzo de la deportación
de los judíos, Leone es detenido y torturado hasta la muerte en la cárcel
Regina Coeli de Roma.
Al ser liberada Italia, Natalia se traslada a Roma donde
empieza a trabajar en la editorial fundada por su marido. En ella publica sus
primeros poemas y relatos.
Novelista, ensayista, dramaturga, traductora y política italiana.
Sus primeras publicaciones rebosan desesperación, tristeza y violencia. Sus
obras posteriores combinan tristeza con una original comicidad.
En 1969, tras la muerte de su segundo esposo, y siguiendo la
estela de las mujeres de izquierdas, comienza a participar en política y en
1983 es elegida diputada por el PCI al parlamento italiano. Allí pudo presentar
diversas propuestas de debate, presentes en sus ensayos.
Como traductora traduce a escritores franceses (Proust, Flaubert,
Maupassant) y españoles.
Sus escritos se especializan en el microcosmos de las
relaciones familiares.
“Diosa de las pequeñas
cosas” (las emociones,
la memoria, la familia) era desdeñada por algunos de sus contemporáneos por
dedicarse a asuntos menores. La “memoria
íntima de sus libros” era considerada por parte de sus colegas masculinos una debilidad…”Mujer escritora” “Una más
entre los hombres, pero no escribe como los hombres”
“La pequeña sencillez” La escritora nos cuenta en sus
libros enseñanzas esenciales que solemos olvidar y cuya recuperación nos
procura un hondo consuelo. No nos cuenta nada que no le haya ocurrido o nada
que no nos haya ocurrido, y tiene el tono propio de las confidencias entre
amigos.
Todas sus novelas arrancan de la realidad. De lo vivido,
aunque se muestran como ficción. “La escritura – dice la autora-es un oficio
que se alimenta de los días y de los asuntos propios y de las vidas de los demás,
aunque también se nutra de sucesos horribles.
La plenitud de los momentos compartidos, el humor y la ternura,
la complicidad de las palabras, la mirada compasiva hacia los más próximos, la
presencia de la madre, la etapa más oscura de Italia, el transcurso del tiempo,
las relaciones familiares en las distintas etapas de la vida…son temas siempre
presentes en todos sus escritos.
“LAS PALABRAS DE LA NOCHE”
Publicada en 1960 fue llevada al cine en 2003.La novela, a través
de la relación amorosa de una joven pareja, nos presenta la vida en un pequeño
pueblo con una fábrica textil en la que trabajan casi todos los vecinos,
vinculando la vida del pueblo con la fábrica desde hace más de treinta años. La
acción transcurre hacia 1950 y el tiempo real dura un año aproximadamente, de
octubre a octubre. Aunque el tiempo de la narración, a través de la memoria de
los personajes, retrocede hasta la fundación de la fábrica y va narrando la
vida de la familia de FRANCISCI, dueños de la misma a lo largo de este periodo
de tiempo.
La Italia fascista forma parte del escenario y telón de fondo
de la historia, como el río de la vida que fluye, arrastrando los sueños,
deseos y etapas de la vida de todos sus personajes.
Según palabras de la
autora, los lugares y personajes de este relato son imaginarios. Los unos no se
encuentran en el mapa y los otros no viven ni han vivido nunca en ningún lugar
del mundo. Y ya lo siento, porque he llegado a amarles como si fuesen reales.
La novela es dialogada en su mayor parte, mostrando la autora
un perfecto dominio de los diálogos. Cuando narra, lo hace en primera persona,
pues se trata de Elsa, el personaje femenino protagonista, quien cuenta la
historia.
A través de las conversaciones entre Elsa y su madre, la
autora reflexiona sobre lo difícil que resulta la vida en los pueblos pequeños (espacios
cerrados y asfixiantes) donde”todos lo saben todo de todos”, y si no lo saben
se lo inventan y lo refieren. Estas situaciones reflejan como la excesiva
sumisión y aceptación del establecido conduce a la infelicidad y pérdida de la identidad.
“La felicidad-dice la autora-siempre nos parece inalcanzable. Pasa, como el
agua del río y solo nos damos cuenta, cuando la hemos perdido”
Nos muestra, con suma sencillez, el paso del tiempo, la
repetición de las costumbres generación tras generación, las relaciones humanas
en las distintas etapas de la vida, de la dificultad para escapar de los convencionalismos
sociales con un profundo conocimiento de la vida del pueblo.
Rinde homenaje a su madre y a sus cuatro hermanos, separados
por las circunstancias del país. Según la autora, su madre era una apasionada
contadora de historias. Y cuando los hermanos se encontraban y se extrañaban las palabras de la infancia bastaban
para recuperar toda la antigua relación, llena de ternura, sonrisas, afecto, compasión,
espontaneidad y verdad.
MANUEL JIMÉNEZ
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