viernes, 6 de octubre de 2017



Kazuo Ishiguro, Nobel de Literatura 2017

Al novelista de Nunca me abandones lo podemos ubicar en la generación de los narradores ingleses que en los años 80 llegaron al gran público: Amis, Barnes, Swift, McEwan, Rushdie, Kureishi... A casi todos ellos los conocimos en España con el sello de Anagrama y los aprendimos apreciar como en un sólo paquete. Como Rushdie y Kureishi, Ishiguro es un inglés que no lo parece a simple vista y que, sin embargo, tiene a Inglaterra como su tema central. Las clases sociales, la contención emocional, el encanto de la vida rural... Ese tipo de Inglaterra.
Los restos del día es un buen ejemplo de esa anglofilia. Cualquiera tiene en la cabeza la adaptación de James Ivory, con Anthony Hopkins y Emma Thompson en los papel protagonistas. Aquel era un relato realista, vagamente gótico, que puede considerarse como un principio del viaje. El final está en la novela de Ishiguro del año pasado, El gigante enterrado, una ficción medieval que retrata una Inglaterra pobrísima y cruel con prosa distante. Las delicadezas londinenses ya no existen. Quedaba el olvido y la memoria como temas finales.

Hay más que leer: Los inconsolables trataba de un músico que poco más o menos que salvaba la música y descubría que su destino no lo iba a librar de la soledad.  Un artista del mundo flotante era su libro japonés, era su libro japonés, una recreación del mundo perdido de sus padres.  Nunca me abandones era una fantasía siniestra y distópica en un internado para adolescentes que no eran exactamente estudiantes.
La mejor medida para entender a Ishiguro está en la comparación con sus compañeros degeneración. Si McEwan es preciso y moral, si Amis es como el mercurio que se inflama y se contrae, si Rushdie es barroco y Kureishi, un gamberro, Ishiguro es conciso y minimalista, un poco distante.
¿Un poco japonés? Ishiguro nació en Nagashaki, en 1954. Su padre era científico y la vida lo llevó al Reino Unido, a una ciudad de provincias llamada Guilford.. De adolescente fue hippie y guitarrista. En la universidad se esforzaba oir escribir sus ensayos con las frases mínimas que pudieran expresar significado. Ahora, cuando habla en inglés, tiene la pronunciación neutra de un londinense dedicado a la cultura. Se pueden buscar los vídeos en los que aparece explicando que su mujer no pudo leer El gigante enterrado por su aspereza. Al final, fue su puerta a la gloria.
(Tomado del periódico EL MUNDO, sección CULTURA de 5/10/17)
  

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