viernes, 12 de abril de 2013


EL LADO FRÍO DE LA ALMOHADA. Belén Gopegui

Nuestro club tiene la osadía de calificar las lecturas que comentamos.El propósito es ayudar con nuestras notas en la selección de libros ,por parte de la biblioteca, de un modo especial los destinados a los clubes de lectura. Pues bien, en esta ocasión,la nota media del libro que nos ocupa no ha llegado al aprobado aunque quizás por eso suscitó una animada discusión.
Nos ofrece su punto de vista sobre esta obra el compañero BAUTISTA

                                
Las dificultades de la revolución cubana son el principal protagonista  de esta novela. En ella aparece, desde mi punto de vista, el sueño o lado caliente de la almohada de unos cubanos que, con tono zumbón y sentido del humor –como dice una de las protagonistas-, “son alimentados con programas de la televisión cubana sobre lo que está intentando Cuba” (página 235); cuando, la cruda realidad, el lado frío de la almohada queda patentemente demostrado como expresa uno de los personajes: “…no hay mucha carne, faltan casas, muchos jóvenes tienen que vivir en casa de sus padres y con sus cuñados. Cada vez hay más trampas!” Una fotografía que retrata de forma nítida el entonces y el ahora de los cubanos.

 
Y, dentro de las negociaciones entre cubanos y americanos, también aparece una historia de amor dual, dos caras: el yin y yang, caliente y frío.  El lado caliente y frío de esta historia amorosa, entre Philip y Laura, está claramente representada. Para mí, Laura es el lado caliente de la almohada, sobre todo, cuando dice: “Hoy he vuelto a mirarle sin que él me viera a mí…” Toda una declaración de amor. Philip en cambio- esa es mi apreciación- encarna el lado frío de la cabecera: el atardecer de la vida, la desilusión de una carrera, la frustración de un matrimonio,...

 

El desarrollo de la novela deja adivinar que la pareja, obligada por una serie de errores, optará por el lado frío de la almohada,  el lado que se corresponde con la destrucción y la soledad.

 
Para terminar, decir que esta obra  de Belén Gopegui  no me ha enganchado, ni por el  tema ni por el estilo. La construcción de las frases es  complicada; ejemplo: “grandes suelas gruesas” (página 19) o  “había oído la voz de Hull, lo que la voz decía pero también la voz. Y había sabido”. Algunos diálogos, me han sonado vacíos, como ficticios.

Como la propia autora califica a los sueños, esta novela es “fragorosa” En definitiva  no me ha llegado, se me olvidará pronto.

 


 

   

 

2 comentarios:

Isabel dijo...

Bautista! teniendo en cuenta la dificultad que hemos tenido con este libro, has hecho un estupendo comentario.Gracias

Anónimo dijo...

Ya habéis escuchado varias veces mi opinión, la relación interna del Club nos hace descubrir valores, positivos o negativos, en las lecturas que comentamos, que en ningún caso sería posible con la lectura individualizada...
Gracias a todos por estar ahí...Y gracias a los "atrevidos" que además hacéis los comentarios..Pepa.