martes, 2 de abril de 2013


EL VIAJE DEL ELEFANTE.José Saramago


Como en otras ocasiones y ya es reiterativo, la reunión del club ,para comentar el libro que nos ocupa, se convirtió en una abundante y variada expresión de puntos de vista sobre el contenido del mismo. El club tiene la magia de ensanchar los horizontes de cada lector en un grado que solo se entiende  cuando se experimenta.En esta ocasión y dada la categoria del autor vamos a darle la palabra, en este blog,para que nos recuerde el origen de la obra y sepamos algo de lo que para él era lectura.


«Este relato surgió hace unos diez años, en Salzburgo. En un restaurante precisamente llamado El Elefante vi un friso de pequeñas esculturas figurando la caminata de un elefante desde Lisboa hasta Viena [...] No es una novela según nos hemos acostumbrado a entenderlo. Lo llamaría "cuento", una designación no menos noble que la de novela y que incluso tiene una tradición más antigua.»

«Escribo para comprender, y desearía que el lector hiciera lo mismo, es decir, que leyera para comprender. ¿Comprender qué? No para comprender en la línea en que yo estoy tratando de hacerlo; él tiene sus propios motivos y razones para comprender algo, pero ese algo lo determina él. Lo que no quiero es que se quede en la superficie de la página. Cuando alguien está leyendo en una lectura y levanta la mirada como si estuviera aprendiendo con mucho más intensidad lo que acaba de leer, es el momento en el que ese alguien está totalmente involucrado, como si pensara: esto es mío, esto tiene que ver conmigo. Uno saca de la lectura lo que necesita.»

«En cierto sentido se podría decir que, letra a letra, palabra a palabra, página a página, libro a libro, he venido, sucesivamente, implantando en el hombre que fui los personajes que creé. Considero que sin ellos no sería la persona que soy hoy, sin ellos tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras que de promesa no consiguieron pasar, la existencia de alguien que tal vez pudiese haber sido y no llegó a ser.»

«La importancia que puede tener usar una palabra en vez de otra, aquí, más allá, un verbo más certero, un adjetivo menos visible, parece nada y finalmente lo es todo.»

«Un libro es casi un objeto. Porque si es verdad que es algo voluminoso, que se puede tocar, abrir, cerrar, colocar en un estante, mirar e incluso oler (¿quién no ha aspirado alguna vez el aroma de la tinta y el papel ya fundidos en una página?) también es verdad que un libro es más que eso, porque dentro lleva, nada más y nada menos, la persona que es el autor. De ahí que sea necesario tener mucho cuidado con los libros, enfrentarse a ellos dispuestos a dialogar, a entender y a tratar de contarles lo que nosotros mismos somos. Los buenos libros, que es de lo que aquí se trata, están hechos con la honestidad y el trabajo del autor, luego hay que tratarlos también con honestidad y sin regatear esfuerzos.»

«Llevamos siglos preguntándonos los unos a los otros para qué sirve la literatura y el hecho de que no exista respuesta no desanimará a los futuros preguntadores. No hay respuesta posible. O las hay infinitas: la literatura sirve para entrar en una librería y sentarse en casa, por ejemplo. O para ayudar a pensar. O para nada. ¿Por qué ese sentido utilitario de las cosas? Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada. Un tenedor tiene una función. La literatura no tiene una función. Aunque pueda consolar a una persona. Aunque te pueda hacer reír. Para empeorar la literatura basta con que se deje de respetar el idioma. Por ahí se empieza y por ahí se acaba.»
 
LA OBRA
 
El libro está escrito en clave de fábula.  El dato histórico está tomado como un motivo para el arranque de la novela. A partir de ahí, lo que el propio autor  considera como cuento, puesto que se impone la ficción. El elefante se llama Salomón; aunque en su nuevo destino lo llamarán Solimán.
 
Es una historia hecha a medida de este animal  que es el que organiza el mundo a su alrededor.Se nos muestra como los hombres, grandes y pequeños, del humilde cornaca al Archiduque son transformados por la experiencia.
 
Saramago expone en esta novela su visión crítica de la condición humana y el escepticismo con el que contempla conceptos como el poder, la patria, la religión. Alrededor del elefante se mueve una sociedad de ignorantes que viven del fingimiento; de hipócritas que sólo valoran las apariencias; de frailes que invocan milagros; de cortesanos ociosos; de campesinos pobres. Para que las cosas fueran mejor, el compromiso que plantea el libro no es demasiado exigente: "Si todo el mundo hiciera lo que puede, el mundo sería, con certeza, mejor" (Es ésta una de las muchas frases que van interpretando el tejido de la historia)
 
La obra está llena de ironía, sarcasmo y humor.Hace recordar, salvando las distancias, las andanzas de Don Quijote y Sancho
 
El Nobel portugés no renunnia a sus caprichos sintácticos : escribir a renglón seguido sin  hacer diálogos ni usar mayúsculas más que al comienzo de cada oración, pero no es obvice para seguir bien la lectura.
 
El viaje del elefante es, sobre todo, una lección de estoicismo. Paciente y sereno, el animal realiza ese viaje con la aceptación tranquila del infortunio. Saramago muestra su solidaridad, como en otras novelas, hacia quienes se ven atropellados por la desgracia o por el capricho de los que gobiernan. Sus vanidades resultan ridículas ante la mole pausada del elefante, sabio y escéptico.
 
El viaje del elefante  puede interpretarse también como una alegoría del viaje de la vida- aportación de nuestro compañero Bautista-. Al ser humano, que transita entre ambiciones, desconocimiento, mezquindades y deseos inútiles les aguarda el final, como al elefante. Saramago, que ha ya tenia más de  ochenta años, cuando escribe esta obra, cita desde el principio el Libro de los itinerarios: "Siempre acabamos llegando a donde nos esperan".

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