sábado, 19 de octubre de 2013


EL AMANTE. Marguerite Duras
 
La novela “El amante” nos ha acercado a una escritora que desborda por la complejidad de su vida y su obra. Contaba en su haber con más de veinte novelas, dieciocho películas, catorce obras teatrales propias  y seis adaptaciones ajenas, numerosos artículos, cuatro libros más de ensayos…
 Aunque el libro no es extenso contiene  muchas de las claves de lo que ha sido la trayectoria vital y profesional su autora. Ya el argumento de su tercera novela   ”Un dique contra el Pacífico” sería una constante en toda su obra posterior: las desventuras de una mujer viuda, pequeña funcionaria  francesa en Indochina, y sus tres hijos. Parece que retrata bastante bien a la madre de la escritora que obtuvo una  concesión agrícola que resultó ser inviable, ya que las aguas del Pacífico la inundaban seis meses al año. Ella luchó por estas tierras construyendo un dique para salvaguardarlas pero fracasó y tuvo que malvivir con sus hijos.
 El amante si sitúa en los mismos parajes donde nació y vivió la propia escritora. Se trata de los amores entre una niña blanca, de quince años, y un joven y rico comerciante chino, en Indochina, dominado por el colonialismo francés de finales de los años veinte. Esta obra está presidida por la búsqueda del deseo. Podemos calificarla de novela iniciática; es la historia de una joven ante el descubrimiento de su propio deseo: sexual, por un lado y el deseo vital de ser escritora por otro.

La joven, de quien ignoramos incluso su nombre, nos introduce en su vida personal a  modo de diario y aunque no es este el formato del libro, en algunos capítulos parece claro el recurso y la intención.
El amante, es una novela bastante autobiográfica, como todo lo que escribió. Es una obra de madurez. Ya tenía setenta años. Su escritura entremezcla ficción y vivencias personales de sexo precoz.

“Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. Entre los dieciocho  y los veinticinco  años mi rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejecí”  Esta frase es la que suscita el interés por  saber por qué una joven de su edad pone de manifiesto ese sentimiento  de desencanto y caducidad.

 La protagonista sabe lo que quiere y lo que tiene  que hacer para conseguirlo. No parece haber para ella, en esa relación, una intención mayor al placer de hallar una puerta de escape al asfixiante clima familiar que vive en su casa, regentada por una madre impredecible.

De la lectura de la novela también puede deducirse que culpa a la madre por haberle negado el amor y atención necesarias e incluso de “haber mirado para otro lado” en sus prematuras y negativas experiencias sexuales que  marcarían, de por vida, su relación con los hombre e incluso con el mundo

La relación sexual entre los dos jóvenes es complejísima. Se describe con una frialdad fuera de lo común, no obstante, comprendemos cada instante, cada silencio, cada gesto ya sea de amor o de desprecio.
Pero junto a esta relación figuran otros  componentes familiares de la autora. Es asombrosa y espeluznante la presencia del hermano mayor. Lo sigue a través de los años y cuenta su proceso de mezquindad. Lo expresa con tal precisión que nos conmueve.

Tampoco falta, en la obra, la mirada occidental crítica, inmersa en un mundo diferente, donde la segregación racial separa a unos de otros sin escrúpulos. Se aceptan decisiones increíbles dentro de paradigmas tradicionales de una cultura milenaria. El amante millonario en modo alguno  podrá casarse con una joven blanca.
¿Y qué decir del estilo literario de Duras? Nos tomamos la libertad de dejar hablar de este punto a la escritora Mercedes de Vega que en su artículo MARGUERITE DURAS Y LA BIOGRAFÍA COMO ESCRITURA lo expresa con un conocimiento  que nosotros no tenemos.

“La «nouveau roman», es una expresión que agrupa fundamentalmente a los autores franceses de mediados del siglo XX que exploraban sus propios caminos para alejarse de los prejuicios narrativos en la composición. La libertad, como liberación de las servidumbres de la estructura clásica. Se antepone la “escritura” a la “historia”… Y nadie como Marguerite Duras para demostrarnos, con un estilo depuradamente biográfico, cómo con esta fórmula novedosa se desvela un mundo de ficción inmensamente rico, lleno de matices y de nuevas  ideas interpretativas.
Marguerite Duras evoluciona tras sus primeras novelas hacia la «nouveau roman» y el existencialismo. Simpatizó con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Escribe maravillosos fragmentos de introspección y de autoexploración que parten de la idea de la fragmentación como unidad. Sus novelas nos descubren su mundo interior por el que transita con una facilidad asombrosa, como si tuviera una lente que observa su yo, sacando de él todo el material narrativo necesario para dar forma a su ficción, que en ella, es también su realidad. Realidad y ficción se confunden continuamente en la vida de la autora excepcional que era, y que a veces nos es difícil sustraer lo narrado de lo vivido...

Marguerite Duras escribió intensamente sobre el porqué de la escritura. Escribir, es un pequeño ensayo a modo de biografía introspectiva, una terapia reflexiva de su mundo interior y herramienta de libertad... Es una pequeña joya sobre la experiencia de escribir, una meditación sobre el proceso creativo en sí mismo, sobre la aventura fantástica de la escritura: reflexiones profundas del por qué ella escribe; qué se esconde tras de esa necesidad, esa locura. Escribir, es un texto formado por sus experiencias vitales: el amor, la soledad, la muerte, el dolor, el alcohol, los hijos; y por reflexiones generales: la escritura, la guerra, el arte, la pintura, el cine, la política…; un cóctel brillante de las influencias que la han guiado en su literatura y en el proceso psicológico que comienza mucho antes de sentarse ante una página en blanco

ISABEL

 

1 comentario:

Gloria dijo...

Isabel me ha encantando tu comentario sobre el libro de Marguerite Duras, la síntesis que has hecho de lo que se habló y del articulo que os deje. Muchas gracias. gloria